Regreso al futuro
Estos días, la Comisión Europea ha abierto plazo para, a través de una comunicación no legislativa, debatir públicamente el nuevo marco de gobernanza económica post covid. En traducción libre: ¿como será el ajuste fiscal de las economías europeas a medio plazo?
El debate ya se inició antes de la pandemia, pero esta lo aplazó. Ahora, con la montaña de deuda que se está acumulando, han vuelto las viejas preocupaciones y, también, los viejos bandos.
En realidad, regresamos al tradicional conflicto entre el norte y el sur de la Unión: abuso del gasto, exceso de austeridad. Pero con matices dentro de los dos bandos.
Valdis Dombrovskis, Vicepresidente Ejecutivo de la Comisión Europea y Paolo Gentiloni, Comisario Europeo de Economía, firman un artículo en El País explicando cómo se va a desarrollar este proceso en el que advierten que, “en el primer trimestre de 2022, la Comisión publicará orientaciones que ayuden a guiar las políticas fiscales de los estados miembros en el siguiente periodo. Estas orientaciones reflejarán la situación económica general, la de cada país y el debate sobre el futuro de la gobernanza económica.”
Es decir, en seis meses como máximo, recibiremos las “orientaciones” del ajuste fiscal que espera a la economía española en los próximos años en un entorno muy distinto de los anteriores, con un cambio de modelo productivo que comienza en lo laboral, nuestro auténtico talón de aquiles.
El Gobierno se enfrenta a una tarea compleja a negociar porque sus líneas maestras de política económica están en las antípodas de la Comisión por mucho que se esfuerce en manifestar lo contrario y su contrario. Qué va a derogar la reforma laboral y que tiene en marcha una política fiscal sostenible dirigida a reducir el déficit público y el endeudamiento.
El asunto es bastante más importante de lo que parece. Por mucho que la alineación de intereses de Madrid con París y Roma constituya el frente sur -además de Portugal y Grecia- la pelea será extraordinariamente dura si no hay credibilidad nacional, con el agravante previo de la condicionalidad de los fondos NGEU.
De hecho, el contrapunto a la política económica española está precisamente en la italiana. El presupuesto del gobierno de Mario Draghi para 2022 camina en la dirección contraria, bajadas de impuestos y facilidades a empresas e inversores, con una previsión de mayor bajada del déficit y reducción del endeudamiento.
Una vez que finalice la suspensión del viejo Pacto de Estabilidad y se incorporen estas nuevas reglas, veremos que ocurre. A pesar de todo, la economía y el futuro del país, será el eje electoral que se avecina. Porque, la articulación territorial y la España del futuro no se entienden, precisamente, sin la relectura de la economía tras los fondos NGEU.